Visitas a este blog

miércoles, 17 de noviembre de 2010

I wanna do bad things with you.



Lo había amado tanto que no me daba cuenta que rozaba la obsesión.
Había dejado que me violara cada noche, una violación consentida, claro.
Cuando el ambiente se caldeaba yo me volvía cera entre sus manos de fuego, ardiente.
Luchábamos a dentelladas por ser uno quién acabara victorioso y con el otro rendido a sus pies.

Puede que lo hubiera dado todo, o nada, puede que me mintiera a mi misma y a él hablando de unos sentimientos que apenas eran perceptibles para los ojos humanos.

Pero ahora nada de eso importa. Sigo estirada, al final, fue él quien venció. No habrá más luchas, no habrá más dentelladas ni noches de pasión que consumar a toda prisa, como el cigarrillo cinco minutos antes de entrar al trabajo.

Ahora sus manos ardientes limpian la sangre, del mismo color pasional que su corazón.
Indómito e impulsivo. Y yo, simplemente decido irme de allí,… o cierta parte de mi.

Puede que al final, nos mintiéramos mutuamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario