Electro Facial

"James decía que era necesaria la expresión facial para que entendiéramos el comportamiento mental de las reacciones sentimentales. Era como un reflejo para que ese otro interlocutor supiera interpretar lo que sentía o pensaba esa persona.

Pero desde luego con lo que no contaba James, ni nadie, es que muchas personas tienen la capacidad casi sobrenatural de modificar esas expresiones a su antojo: La Falsedad.

Que los hay que nacen con ese don interpretativo para hacer creer que están contentos, que les gusta tu trabajo, que se sienten a gusto o a disgusto. Y que pueden mantener esa careta Shakespiriana durante un tiempo no determinado y prolongado.

Dedicó mucho tiempo de su vida a estudiar el comportamiento humano y cada vez que descubría algo nuevo se sorprendía de las demasiadas caras que una persona podía tener o mostrar, inventar o corregir.

Su gran descubrimiento fue que, evidentemente, nada es eterno, y que como todo tiene un sentido y un equilibrio, lo que no es real acaba descubriéndose o cayendo por su propio peso. Acaba descascarillándose como un huevo entre las manos de su ponedor y en la mayoría de los casos el resto del corral acaba cerciorándose de la mascarada.

Y que dentro de esa teoría, existía la de los necios que por bondad o por insensatez deciden hacerse los ciegos, tanto es así que para cuando quieren ver algo de luz… es demasiado tarde.

Así que el día más feliz de la vida de James, fue cuando descubrió que con un electro facial, simulando los impulsos nerviosos podían modificarse las expresiones faciales por otra persona exterior, y que someterse a tal acto, era sin duda un precio que merecía la pena pagar.

Simple y llanamente porque en ese proceso no tienes que hacer preguntas, no tienes que ser engañado, y no tienes que aguantar la hipocresía oculta para siempre de personas que creen saber que una máscara dura eternamente. Porque hasta la palabra eternidad tiene un fin, caballeros y caballeras."