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jueves, 30 de septiembre de 2010

Soñar con Cuervos, hablar con los retratos.




Medio muerta, medio herida, llegando a un estado en el que me retuerzo sin comprender por qué debo hacerlo. Con una imagen lamentable frente a infinitos papeles llenos de letras que ahora se me antojan borrosas.


Qué fácil sería cerrar los ojos y esperar a que esta sensación simplemente se fuera. Entonces... ¿Por qué no puedo?


Sin vida aunque la tenga, sin aire y respiro. Perdida en los enredos de las sábanas de mis sueños. Muerta pero camino, pienso... luego existo.



...Y una vez más, pierdo el turno de las letras, la hora, cuando me buscan. Odio el sol, con él toda inspiración que antaño pude tener se marchita junto con el café de mi mesa. Acompañando al primer cigarrillo de esta mañana. Y vuelvo a empezar a perderme entre el tictac de todos los relojes, sin ser encontrada.


Estoy harta de parchear pensamientos, de reconstruirlos invirtiendo sueños, sombras, invirtiendo dedos de tijeras, dedos de agujas, y dedos de pinceles. “Sentada está La Intocable, en el bar de lo Inaccesible”. Debí naufragar en algún vaso de alcohol, o simplemente en algún párrafo de novela barata. Cuentos que a la hora de dormir te desvelan.

Hoy y una vez más traigo un parche que jamás vio mar. Traigo fragmentos de sal dulce.
“Las brujas se queman y los reyes se disecan”.
“Hay secretos que confiesan los graznidos de las aves”.
“Vuelvo a ser estatua rígida y perversa,… y a los demás os salen grietas”.

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