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viernes, 19 de marzo de 2010

Sighs..


Y aquella voz volvió a susurrar desde su interior:

“Aparecí en tu vida, de la mano del pensamiento mágico..
me acompañaban.. las supersticiones y los conjuros.. los fetiches y amuletos...

Antes de que supieras que yo existía, dividí tu alma en un mundo de luz, y uno de oscuridad.
Un mundo de lo que está bien, y otro de lo que no lo está.
Yo te traje tus sentimientos de vergüenza, te mostré todo lo que hay en ti de defectuoso, de feo, de estúpido, de desagradable...
Yo te colgué la etiqueta de “diferente” , cuando te dije por primera vez al oído...
Que algo no andaba bien en ti...”


La niña siguió con la mirada perdida en el horizonte, se llevó las manos a la cara y acarició sus facciones con la yema de sus dedos delicadamente, rompió a llorar en un intento de contener su llanto agonizante...
Sí, había crecido y su inocencia paseaba de la mano de la tentación.
Corrompida por la voz se tumbó en el suelo de lo alto de aquella montaña, afligida.. se dio cuenta de que ya nada podía hacer pues... ya no era una niña.

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