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domingo, 19 de diciembre de 2010

domingo, 12 de diciembre de 2010

Promesas que no valen nada.




A veces sueño con abrir mis fauces y devorar cuánto se cruce en mi camino.
Sé que puedo, sé que con un poco de suerte la presa será la meta más grande que ponga en mi vida. Si quieres puedes.

Nada me derrumba, porque lo más importante en mi ser es prolongar esa avidez de sed de objetivos y nada me lastima. La herida que lacera mi piel se cura con mi propia saliva.
Mi guarida no tiene espacio para otro ser que no sea aquella presa que deseo encontrar en los huesos al día siguiente.

Absorbo, despellejo, asesino, devoro, enveneno, explosiono, desparramo…
Ya no hay nada que rompa mi telaraña, tejida con los ladrillos de mi interior.





Ha empezado "El Segundo Asalto".