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sábado, 26 de junio de 2010

062010-93A




Y así paso las horas, no sé si es Martes o Lunes, pero me da igual.
Las risas inundan aquel porches, que siempre había recordado vacío Hoy vuelve a llenarse. ¿Cuántos años de tu vida has pasado mirando hacia el mismo lugar? Viendo crecer partículas de ti. Supongo que debe ser algo bonito porque te veo sonreír. Tu procedimiento, tu rectitud, ética y moral, antiguo y nuevo se juntan para hacer el conjunto de una esencia tuya.

Para no romper el equilibrio natural esa sonrisa se me contagia a pesar de estar en mi mundo paralelo. Abrazada por una canción que n suena en todas las cabezas, solo mis notas. Solo me falta mi llave de Sol. Cómo a ti. Es una ópera que egoístamente solo quiero para mí.

Y una vez más, pienso en que me gustaría tener la capacidad de detener el tiempo. Pero sé que si pudiera perdería la capacidad de saber que aquello bueno si lo quiero, debo retenerlo junto a mí y no dejarlo escapar… que así como tú, debo dejar que evolucione y si o ansío, lo deseo, o lo quiero, luchar por que se quede a mi lado y ver ese progreso en primera línea de fuego.

Las cosas por suerte, nunca fueron fáciles. Y si en algún momento me lo parecieron debo disfrutarlas, no temerlas, porque enfrentarse a ese temor es saber que vendrán cosas malas, pero siempre estará a mi lado lo más importante, aquello que siempre fue bueno.

miércoles, 16 de junio de 2010

Rascacielos



Hilo musical antiguo: http://www.youtube.com/watch?v=eij2T4A4P30

00:01 horas de la noche. Un gran edificio, luces de ciudad, localización: Algún lugar de alto abolengo en aquella ciudad. Situémonos en el piso 17.

El hilo musical (Sinfonía nº 4 de Mozart) acaricia cada pared de aquel lugar. Dos blancas, (Una es la puerta de entrada a esa sala, otra,… una doble puerta que da a un despacho contiguo), una es chocolate ceniza, y la otra es de arriba abajo una cristaleras que da la vista una imagen de postal sobre una ciudad con cielo nocturno y sus estrellas eléctricas. En un rincón, cuatro butacones de piel negro, rodeando una mesa de diseño contemporáneo, tres vasos anchos decoran la mesa, con dos dedos de whisky cada uno, a cual más vacío que el otro. No muy lejos hay una encimera con mueble-bar.

Conoceremos a nuestros 4 sujetos presentes:
-Nadezhda Kiprusov, conocida como Hella. No se asegura que ese sea su nombre real, ya que lo único que se podría saber a ciencia cierta es que es una pirómana “fugitiva”. Es fácil reconocerla, la mitad de su cara está quemada (Se desconoce la causa) y en consecuencia le dejó un ojo con tonalidad gris sin saber si llegó a perder toda la visibilidad que podría tener ese ojo en cuestión.

-Alexey Kozlov, conocido como Liosha. Un tipo silencioso. Joven y casi escuálido. Su ficha en el KGB mostraría una serie de delitos en cadena, desde robo a mano armada (Blanca), hasta delitos de infiltración, asesinatos múltiples, comunes en familias Rusas de apellido con renombre.

-Mijail Nóvikov, conocido como Misha. Por desgracia para la policía secreta Rusa,… Ex miembro del KGB. Experto en explosivos y muy bueno en estrategias militares.

-Nikolay Ivanov, conocido como Kolia. Al parecer mano derecha de Nadezhda, o casi su “sombra”. Aunque por extraño que parezca nunca se les ha logrado relacionar en ningún caso. Siempre por separado, siempre solitarios, pero dónde está uno está el otro. Las malas lenguas dicen que Kolia era algo parecido a un “mentor” para Hella, hasta que como siempre, alumno pasa al profesor y ella se cobró un canino de este. Ahora su sonrisa está adornada con una pieza de oro.

Dos cubitos de hielo se removían en el vaso que ella sostenía, mientras miraba las luces de la ciudad, del exterior. De pie frente a la cristalera. Su semblante parecía estar sereno, aunque por norma siempre parecía estarlo, igual que el de ellos. Cuando la puerta doble se abrió entró en juego un quinto sujeto,… Franccesco Faruccio, un millonario, dueño de la empresa Abswer S.A, de armamento militar. Una vez más los tacones metálicos se desplazaron con elegancia hasta los tres tipos ahora de pie, excepto Liosha, que seguía sentado. Kolia extendió la mano con el maletín. Los dedos finos y largos, de uñas negras de ella lo aferraron segundos antes de que cambiaran de manos, hasta las italianas.

No hicieron falta palabras, solo hechos. Lo demás sobraba, al menos con los Rusos. Faruccio entregó otro maletín a la mujer. Ella se lo pasó a Kolia de nuevo, y ahora sí que fue abierto para comprobar el interior. Un asentimiento de cabeza. Maletín cerrado.

Un ascensor es un lugar muy pequeño para cuatro personas que tienen un gran futuro.
O muy grande, si se pretendiera hacer de él un mundo.

Prólogo



Hilo musical antiguo: http://www.youtube.com/watch?v=PeT8zcpaKzs

06:00 a.m, Marilyn Manson – If I Was Your Vampire sonando en una radio de coche.
Las luces del parking reflejan en el metálico negro del coche alargado un lugar austero, sucio, apenas se distingue al revés, unas franjas de algún color oscuro que divide las paredes en dos colores. A esas horas tan solo hay dos o tres coches más cerca de la plaza dónde este se detiene. La música sigue sonando, ahora algo más floja de volumen. Unos dedos alargados y finos, con esmalte negro en las uñas a dado media vuelta para que eso sea posible. Esos mismos dedos han vuelto a coger un cigarrillo negro. El humo, con olor a vainilla inunda el interior haciendo toser a una segunda persona en la que se percibe un tono de voz grave, quizá masculina.

Otro coche, negro también, se detiene frente a ese. La radio del primero se apaga definitivamente. Cuatro puertas se abren, y el único sonido que rompe el silencio del parking y motores apagados son las puertas volviendo a cerrarse. La misma persona que bajó el volumen de la música concede el capricho de que sus tacones metálicos de aguja resuenen casi con elegancia hasta llegar frente a los recién llegados. El cigarrillo negro se estrella en el suelo a varios metros de las cuatro personas. Coge un maletín. Entrega en mano, como siempre. Ni se molesta en revisar el interior, su compañero se lo arrebata de las manos con un cuidado inusual. Ella sonríe, los recién llegados también y vuelven a subir al coche las cuatro personas.

La radio vuelve a encenderse, eclipsa el sonido del papel del cigarrillo Black Devil al encenderse. Este coche, el primer coche que llegó sigue con el motor apagado dejando que el otro se aleje de nuevo, el compañero mira el reloj, sonríe y mira a su compañera, esta solo asiente y vocaliza sin que ninguna palabra se oiga en sus labios de rojo carmín.

-Ahora.-

Esta vez por encima de la música se puede oír el estruendo de una explosión que hace saltar las alarmas de los pocos coches allí aparcados. Arrancan, y con la misma tranquilidad que llegaron, se van.

martes, 15 de junio de 2010

[ Arkham Asylum Pcnte/4501 ]



Hilo Musical Antiguo: http://www.youtube.com/watch?v=iu6ZRBZPMxk

La ventana de aquella sala estaba empañada. Igual que el resto.
Cuando Viktoria Lecter abrió los ojos veía sus pies descalzos, el “uniforme” del lugar, azul celeste, no le gustaba nada verse así. Odiaba que le hubieran quitado su maquillaje pero más aún verse rodeada de lunáticos, o que la trataran como a uno más de ellos.

Viktoria era una mujer alta, con una complexión normal, ni mucho ni poco. De cabellos largos y negros, ojos oscuros y facciones alargadas, en ocasiones de expresión dura y severa. Sus finos dedos retiraron el vaho que empañaba el cristal para desplazar su mirada hacia el exterior, llovía a mares, le gustaban los días así. En ese salón había un murmullo constante, cuando no eran las lamentaciones de Jinks 6 dedos, era el teléfono de información que siempre cogía la señora Marvin.

-Buenos días, Viktoria.- El Doctor Scott,… una vez más.
-¿Por qué no me traen maquillaje? –
-Podría ser perjudicial para ti, podrías hacerte daño.-
-Aprendí bien a maquillarme, Colega.-

Viktoria seguía mirando hacia el exterior. Llovía. Se sentía alejada de todo aquello cuando hacía días así. Desconectada del mundo. ¿Cuándo había sido la última vez que había cogido un teléfono? O mirado el correo electrónico? Parecía tan lejano aquello. Ni siquiera una visita en tres años.

-Vamos al despacho, Viktoria?- El doctor ya había empezado a caminar.

Con resignación apartó la mirada de la ventana para observar la figura del doctor Stephen Scott, alto, de pelo canoso pero acaba de salir de la treintena. Se levantó y lo siguió de cerca por esos pasillos blancos y verdes austeros, viejos, con olor a hospital,… completamente desagradable en la posición que estaba ella. Ni siquiera cuando trabaja allí lo había soportado.

El despacho era otra cosa, más confortable, con olor a piel de los muebles, y a libros viejos en las estanterías y amontonados en un escritorio de madera maciza caoba. El tacto de la moqueta del suelo en sus pies le reconfortó agradablemente.

-Otra vez descalza?- Scott tomó asiento.
-En verano me gusta.- Ella se recostó en el diván.
-De qué quieres hablar hoy?-
-No quiero hablar, como ayer, y como antes de ayer.-

El doctor empezaba a anotar cosas en su bloc.

-Me dejarás leer un día todo lo que anotas, prometo no decírselo a nadie.- Ella sonrió.
-Sabes que no puedo hacer eso.- La miró detenidamente.
-Bueno,… las reglas están para saltárselas, si no… ¿Qué hago yo aquí?-

Esta vez, y de nuevo, volvió a dar ese golpe bajo que dejó sin palabras al doctor. Por qué no era la única que sabía que estaba encerrada allí, y no era por un estado de demencia.

lunes, 7 de junio de 2010

Rascacielos al Edén



Hilo Musical Antiguo:
http://www.youtube.com/watch?v=wF9j3GRBihQ

Heme aquí. Desolada tristeza, ansiada soledad, que deshilachada me buscas por los recovecos de mi preciada ansiedad. Con risa desternillantemente desencajada, con locura demencial. Paseo noche si, noche también por un laberinto de espinas lóbregas. Gritos del infierno, ¡clamad su nombre! Que venga,… aquí le espero.

Y me hallo perdida y me vuelvo a encontrar. Arrancando los hilos de de un corazón de metal. Hueco es el sonido del alma del viento al aullar. Rojo carmín los deseos anhelantes de este danzarín, bufón maquiavélico de risas sin fin. Tonos de canciones olvidadas es lo que invade este mundo demencial al que me dejé arrastrar a conciencia, deseándolo una vez más.

Búscame, encuéntrame, acaba con mi esencia antes de que te posea, antes de que invada tus entrañas y las devore como un caníbal hambriento. Soy peligro, sagaz. Sombra me llaman algunos, Rebeldía la mitad. Locura... en general.

[ Arkham Asylum Pcnte/4501 ]

Hilo Musical Antiguo:
http://www.youtube.com/watch?v=XTFHogsXGG0

-Ajena,… así me gusta sentirme cuando llega el verano.
Enajenada por el humo de mi cigarro que se iguala al de la niebla que ahora inunda las calles por las que antaño paseaba. Nos empeñamos en complicar la vida demasiado.-


El cuero del sillón crujió al removerse la figura femenina, incómoda por esta recostada.

-Tan complicado lo ves? Compartir con el resto del mundo información privilegiada.-

El bolígrafo dibujaba cada letra de aquella sesión, como apuntador de lo que ya se había pronunciado, invirtiendo las tornas, una novela en silencio.

-Privilegiada?... Nada de lo que yo tenga en ese rincón mental salvará el mundo,… o en su defecto, lo destruirá.-

-Te gustaría destruirlo?-

-Por qué no?... Algún día u otro llegará, el problema es que mi nombre no constaría en ningún lugar importante.-

Silencio, nuevamente. Los aspersores nocturnos eclipsaban una vez más el chirrido de los grillos y las conversaciones de los anfibios que tanto molestaban al doctor. Pero no a ella.

-Me refería a ese rincón de tu mente. Si no lo utilizas, para qué sirve?-

Ella guardó silencio. Fingía estar abstraída en algo más interesante que aquella conversación. Le daba por unos segundos más importancia a los libros de las estanterías que a su interlocutor o lo que tuviera que decir.

-Es muy simple,… teniendo personas que te importan, por qué no compartir eso con ellas?-

-Es muy simple…-

-Lo es?-

¿Había conseguido llamar su atención por fin?

-Sí. No es que no pueda o no sepa compartirlo, es que es innecesario porque al final la única persona que lo tiene en cuenta soy yo.-

-Y las personas a quién le importas? Las personas que te quieren?-

-Qué personas? Si, puede haberlas… Comparte como se siente, lo que le duele, lo que le hace vulnerable a un llanto o a una risa desternillante,… problemas de familia… comparte todo eso con un colega de profesión? Con un amigo de toda la vida? O con alguien que aunque no se involucre en sus problemas,… padecerá de verdad si le importas?... Y no me refiero a una importancia de.. “Me sabe mal que esté pasando por eso”,… no.-

Él anotaba cada palabra. Serían almacenadas con el historial de ella, y ella, lo sabía.

-Bueno,… yo tengo a mi mujer. Si ella no estuviera, quizá compartiría eso con una gran amistad.-

-Ahh,… quizá. Que hermosa palabra, no crees? Da lugar a duda al no estar seguro.-

La mirada de ella volvió a dirigirse hacia el exterior incorporándose ligeramente.

-A veces es sano sacar esos rincones…-

-Ese rincón no influye o degenera en una enfermedad mental, pero que le voy a contar, usted es el doctor, verdad?-

Cuando los aspersores se detuvieron ella ya estaba sentada en el borde del diván de piel mirando fijamente a su interlocutor.

-Ese rincón es para mí, y para alguien que daría su alma sin pensárselo por mi o a cambio de la mía,… cuando ese día llegue, retiraré las cortinas, entrará luz, y veré que dentro de ese rincón hay alguien más a parte de mi.-

El bolígrafo volvió a recorrer un par de líneas más.

-Por qué estoy aquí? Por qué tengo que hablar de esto ahora?-

-Tú lo pediste, no lo recuerdas?-